sábado, 27 de febrero de 2016

Escribir es como un vicio.



Escribir es como un vicio.

Mientras más escribes, más te adentras en tus letras, más difícil te es salir de ese túnel de oraciones, pues al entrar ya no hay vuelta atrás, las palabras fluyen sin poder detenerse y tu mente sólo piensa en escribir sin importar el sitio en el que te encuentres.
La necesidad de tomar una pluma y una hoja es comparable a la necesidad de un drogadicto cuando pasa por el sitio de venta, pero la escritura, como cualquier otra droga, aunque no lo parezca, te va consumiendo poco a poco sin que te des cuenta; al principio es un verso, luego dos, luego una hoja, luego son cuatro y así sucesivamente cada párrafo consume una parte de ti. 
Te adentras tanto en cada palabra que ya no eres tú quien escribe, tal pareciera que tus sentimientos escriben por ti, pero lo más curioso de esta adicción es que nunca estarás conforme, siempre el escrito que hagas, sin importar la cantidad de  hojas o párrafos que hayas hecho, te resultará imperfecto, pues si te adentras en este túnel de letras, la capacidad de salirse es nula, porque al adentrarse en él, lo único que se busca es el verso perfecto, pero ese verso jamás lo encontrarás y te irás a la tumba siendo poeta.
JAKS.


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